Diario de Ana Frank I

El hecho de que no sea una obra de ficción afecta a la lectura muy profundamente. No podemos olvidarnos de ello. Además, todos sabemos el final terrible de Ana. Dice ***: «Quiero mantener la distancia, que no quiero sufrir luego». Sorprendente.

También el que no sea ficción nos hace más estrictos: desconfiamos de la narradora, somos conscientes de que es su versión de las cosas la que conocemos. ** piensa que es excesivamente dura con su madre y que se queja de los demás siempre. Pero los demás creemos que es muy habitual que los adultes se sientan libres para criticar y aun reñir a los niños y jóvenes, así que probablemente sería la única con la que podrían desahogar su ira en la casa de atrás.

Estudiamos el carácter de Ana: vivaz, alegre, inteligente y valiente (porque se atreve a hablar de todo; por su sinceridad).

También hablamos de qué sería lo más difícil de sobrellevar para nosotros si viviéramos lo que ella vive. ** dice que el tema del retrete (reímos), otros dicen que las relaciones entre los habitantes de la casa de atrás (¿cómo puede no haber un asesinato con esa tensión?), una dice que el estar encerrada y otra el miedo. El miedo atroz y constante.

** estuvo en un campo de concentración en Berlín. Y ** en uno en Baviera, Dachau. Ambas dicen que no había ligereza o superficialidad en los campos. Ni aún entre las excursiones de adolescentes. La solemnidad y la trascendencia llegaban a todos.

Alguien dice que quizá si Ana hubiera sobrevivido se habría suicidado, traumatizada por esta experiencia. Pero en general pensamos que es una luchadora y no se dejaría hundir hasta ese punto.

Resaltamos la evolución tan rápida de Ana tanto en su madurez como en su escritura entre las primeras entradas (comienza el día que cumple trece años) y los catorce años, por donde todos vamos ahora.

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Nos ofrecen en la bilbioteca una selección de obras en conmemoración del aniversario del Holocausto.

Y leemos el primer capítulo de El guardían entre el centeno, esa grandísima obra del grandísimo Salinger. El lenguaje desenfadado y el sentido del humor del narrador gusta a todos. Seguro que lo leeremos.